La Ruta

martes, 1 de mayo de 2018

En el después de Salta







Un buen día, cuando la necesidad de movimiento nos tentó, abandonamos Salta y empezamos en este rodar menos numeroso… se quedo allí el 50% de nuestra familia viajera en la algarabía de una despedida llena de anécdotas. Y partimos… con todas las alforjas llenas de hojas de ruta, siempre rumbo norte nuestros corceles de aluminio se expusieron al tremendo sol de cada día en una cinta asfáltica que nos arrullo entre subidas y bajadas por numerosos diques, en rectas como tajos en el paisaje, curvas imprevistas para el cambio de escenario y la predominante subida que ponía a prueba nuestro control de ansiedades todo el tiempo.
Los pueblos desfilaron lentos, silenciosos, de gente muy amable  y siempre como sesteando, tranquilos y de construcciones bajas mimetizadas en los colores del entorno… paramos mucho a sacar fotos, (que luego no satisfacen lo que quisimos reflejar), y en este presente continuo de la inercia del movimiento, nos sorprendió en estas coordenadas nuevamente la yunga indomable, majestuosa… sinuosa en el laberinto de cemento que nos conducía hechizados, a respirarla con todos los poros… tras esa meta inexistente que es solo una excusa para dejarnos acunar por el azar y transformar cada punto del mapa en una anécdota..  seguimos con las alas desplegadas flotando en las térmicas del asombro con la sorpresa a flor de piel y presos de este enamoramiento del camino, del aquí y ahora que no envejece.









Y así como jugando, llegando a Jujuy (luego de un poco mas de un día de marcha) la inclinación del terreno se fue haciendo mas notoria para nuestras piernas y sin dudarlo mucho, decidimos no entrar a la ciudad capital,  pues el transito era bastante caótico en el camino de circunvalación y luego, en otra decisión a pleno pedaleo, en Yala hicimos caso omiso al llamado tentador de conocer las lagunas, ante el intimidante numero que aparecía delante de la sigla MSNM…

Pedaleamos hasta quedar extasiados en Volcán en aquel largísimo mediodía, charloteando con las tejedoras del poblado, escuchándolas en esos saberes antiquísimos, aprendiendo… (y yo) perpleja ante la asombrosa certeza de haber estado allí antes, mucho antes y no tener ese recuerdo hasta ahora. Mientras el sol paseaba lento por la  tremenda cúpula celeste, vimos teñir la lana recién hilada con remolacha, y enredados en los relatos observamos los resultados de dar colores con duraznos, peras y demás elementos que la huerta provee.




Seguimos la tarde rodando en una línea con inclinación ascendente, que variaba de leve  a “bastante inclinada” con descansos recurrentes disfrazados de contemplación de paisaje hasta festejar la caída del sol en Purmamarca, con su plaza de estallido de colores descansando al pie del cerro.

Los últimos Km. fueron a pleno uso de nuestra tozudez, empujando los carruajes con la sola fuerza de la voluntad, exhaustos… y plenos de satisfacción!






Luego de incontables horas de sueño, que se sucedieron velocísimas, el día posterior se presento con el interrogante de continuar la travesía hasta Tilcara o quedarnos a descansar un día más como lo reclamaba cada músculo del cuerpo…
La meta estaba tan próxima, el sol prometía pintar brillos en toda la paleta que los cerros desplegaban… y, además, los primeros 3 Km. eran en bajada y nos llamaba a lanzarnos sin mover las piernas en esa velocidad que el viento te canta muy alto en los oídos y te peina prolijito para atrás… nos fuimos…
Al poquito rato las curvas nos destaparon la paleta del pintor, en Maimara y fue la vacuna instantánea que borro los restos de cansancio, transformándolo en pura algarabía y en esa plenitud agradecida, llegamos a Tilcara con el sol bien arriba de nuestras cabezas.







3 comentarios:

Unknown dijo...

Que felices se amontonan las palabras, chicos, un sueño bien despierto. Las fotos son preciosas no les bajes el precio. Los sigo palmo a palmo desde donde la vida me va llevando. Los abrazo fuerte en cada curvita. Meta quebrada nomás! Diego (hoy desde casa Concepción del Uruguay).

trashumantes a pedal dijo...

Holaaa DIDI un abrazo enorme y venite asi pedaleamos juntos,( despei y doc desde su casa de caracol)

Fátima Ribeiro dijo...

Maravilhoso seu blog. Comovente e inspirador. A sutileza dos pequenos detalhes. A magia da Natureza. Amei ter conhecido vocês e me sinto honrada em estar com você nessa foto. Boas estradas, amigos queridos. Saludos desde Brasil . Beijos! Fátima Ribeiro, a motoqueira brasileira hehe