Y un buen día estábamos en la costa de Perú con la Panamericana en
la mira, habíamos descendido desde casi las nubes hasta el nivel del mar con las ansiadas consecuencias
de rico calorcito (caloooor) y rutas mas planas para nuestros corceles de
aluminio… y entonces la bandera a cuadros se arremolinaba para darnos paso a
rodar los siguientes 1800 km hacia el norte, en camino casi recto hacia la frontera con
Ecuador, siempre bordeando el mar a nuestra izquierda y con el enorme desierto desmoronándose
desde el otro costado sin ningún verde… solo algunas esporádicas casitas
esparcidas en esa infinidad horizontal vestidas con dunas.
Después de muchísimas horas e incontables vueltas de pedal, llegamos a Ica y la ciudad bulliciosa rompió el embelesado letargo silencioso del
desierto, habíamos pedaleado ese paisaje inmenso de arenas en movimiento por
casi 2 días, dormimos en el mismísimo
desierto con muchos grados menos de temperatura y un cielo espolvoreado de
estrellas que tentaba a congelarse fuera de la carpa hasta la madrugada tomando
fotos del show del cosmos…
Y luego, en otro giro de la tierra, pasamos por el oasis de Guacachina, (el
destino tan nombrado) lo encontramos escondido entre mullidos medanos dorados
que lo circundan como una corona sin ornamentos, como ensalzando lo exótico de
todo ese verdor en medio de la aridez extrema, el agua como fuente de vida
custodiada por altos, altísimos medanos multiplicados, colosales… un oasis de
esos que siempre fueron exclusivos del Sahara en mi imaginario infantil, así tal
cual!!
Cautivados por las visiones de esta columna vertebral de Perú,
continuamos deslizándonos en la panamericana hasta Paracas, al maravilloso
encuentro con el pacifico océano Pacifico, poblado de pelícanos, fragatas,
canoas pesqueras en oscilante descanso y los anfitriones lugareños que superan
la fraternidad esperada y para cerrar
otro día espacialísimo caminamos playas por primera vez en el occidente de este
continente occidental, transcurrimos el día en curiosidades y pernoctamos la
noche en ese blanco arenal con mantras de oleaje suave y el regalo extra
de un ocaso lleno de color
Luego Pisco y el otro paisaje, los grandes fundos de capitales
extranjeros como antitesis de los pachwork coloridos que poblaron nuestras
vistas de la costa del Titicaca, ilimitados terrenos de arena yerma y árida que
se convierten a fuerza de fertilizantes y riego automatizado en zonas de
producción tecnificadas con el aspecto exterior hermético de una zona
restringida de la Nasa
Los inacabables paredones no logran ocultar del todo los viñedos
interiores que dan la materia prima a los renombrados piscos peruanos
Y el ruido de las ciudades siguió en aumento, cuando llegamos a
Lima la contaminación sonora de esta metrópoli nos sobrepaso, las motos de
triciclo en su loca carrera contra el tiempo transitando las calles sin reglas,
el transporte publico que se publicita a los gritos en plena circulación y con
paraderos hasta en doble y triple fila, los vendedores ambulantes vociferando
en puja sonora para ser escuchados en este babel de lenguajes…
Lima fue caos y bocinas, trafico y bocinas, autopistas y bocinas,
multitudes y bocinas, oferta inenarrable de gastronomía y mas bocinas,
inseguridad, rejas y bocinas, todo bajo un cielo en amenaza de lluvia permanente que se termina quedando igual
siempre, nublado y húmedo… decanto en que la meta primordial instantánea fuese
salir de allí hacia la quietud de la cinta asfáltica y aun en esa urgencia nos
tomo mas de un dia cruzar esa perenne vorágine.
Seguimos
camino al norte por paisajes que son
escenarios perfectos de la película Mad Max, en ese tiempo apocalíptico marcado
por la escasez de agua y el caos
(puntualmente la basura dominando el desordenado entorno)
En
una placida sinfonía de erosión sin tiempos llegamos a Chiclayo alrededor del mediodía con un sol apasionado cubriéndolo
todo
En
la visita a la bicicleteria para comprar repuestos, conocimos a Carlos y fuimos
honrados con el agasajo sincero de ser parte de su hogar y allí estaba toda esa
gente maravillosa con historias que se cuelan hondo.
Santa rosa fue… encontrar EL
LUGAR, así…apareció en el camino y fue amor a primera vista, ese poblado tan
pequeño, genuino, quieto, real desde todas las manifestaciones, mostrando su
esencia con total desparpajo…
Escuchamos las historias,
conocimos algunos pobladores, fuimos al mercado, miramos el mar desde todas las
posiciones del rey sol, tuvimos uno de los ocasos mas rojos de este viaje-vida,
adoramos esa playa protagonista absoluta
de la actividad, el comercio y el ocio, codiciamos la habilidad de los
pescadores artesanales que montan esos “caballitos de totora” atravesando las
olas bravas para pescar como se hace desde la época incaica… nos deleitamos con
cada momento de esta visita que nunca estuvo en nuestros planes
Luego fuimos a visitar el
pueblo que era el destino original de este pedaleo, un primoroso Pimentel que
no logro empañar la euforia de lo vivido en Santa Rosa
Pedaleando tras los pasos de la historia,
estuvimos decidiendo sobre una lista enorme de lugares que “queremos ir si o
si” visitando el testimonio pre inca, en un viaje mas y mas atrás en el tiempo
que atestigua los legados de tantas civilizaciones que empiezan a salir a la
luz.
En esa selección tan sentida,
no paramos en la señora de Cao pero nos fuimos a Ferreñafe y el bosque de Pomac,
(pedaleando por la ruta con una garza que me acompaña lento por varios km) para
ver el reciente descubrimiento (año 1991) arqueológico de las mas de 30 pirámides de adobe de la cultura Lambayeque,
que estan aun en plena excavación y no son visitadas por el turismo.
En uno de esos monumentos fue
hallada la tumba del señor de Sican con mas de 1200 kg de reliquias de orfebrería
en oro, plata, cobre, piedras
semipreciosas, etc. en un ajuar mortuorio que se mantuvo escondido de los
saqueadores muchos metros bajo tierra…
En la solitaria pedaleada de
incursión silenciosa por el lugar (siii siii, pudimos entrar pedaleando ¡!)
jugamos a imaginar la historia, formular
preguntas incontables que luego deberíamos responder buscando información,
enorgullecernos de sentirnos parte de este continente tan antiguo que nos
dijeron era joven, observar los mismos paisajes que quizás estaban en aquellos
tiempos, admirar una vez mas la estrategia de las construcciones, el mosaico
increíble de los millones de ladrillos de barro que componen cada pirámide y
respirar ese silencio de horizontes tan lejanos…
Y luego nos encaminamos hacia
la cuidad de Lambayeque para visitar el museo del señor de Sipan, que suena
casi igual al anterior pero es otro, perteneciente a la cultura moche cuyo
descubrimiento marco un hito importante para la arqueología del continente
americano pues fue el primero que se
hallo intacto y sin huellas de saqueos, alrededor de los años 90. Un entierro
real de marcada magnificencia y majestuosidad que se desenterró con los aportes
de la tecnología actual y es similar en importancia con el ajuar de Tutankamon,
en Egipto
Ya esta cultura tenía en su
cosmovisión la dualidad complementaria, que luego tanto admiramos en los incas,
y estaba representada en sus dioses principales (el sol y la luna) y en varios artículos
de la orfebrería y la cerámica
Piura fue la magia de la
conexión entre seres humanos, cuando todo fluye… luego de un cambio de planes
inminente que nos regalo cruzar el desierto de Sechura y algunos problemas técnicos con las bicis en la ruta,
nos encontramos en una anécdota inolvidable de esas postales de sensaciones
gratísimas que se graban en el mapa del alma
Mancora significaba en el
mapa la primera playa “muy” turistica de Peru, y en nuestra expectativa el reencuentro con Talita y Elvis, que desde
Cusco venían unos días adelante en sus bicis, y además llegar al norte de este
larguísimo país
El paisaje completo fue desde
el principio tan acogedor! El sol reinando todas las escenas acompaño los
abrazos, la playa interminable nos regalo charlas y juegos y el ultimo
cualquier día de estadía resulto ser el “día del amigo” y nos sorprendió con la llegada de Santi para sumarse
a cruzar juntos los siguientes Km. de otro pais que rodamos en esta travesia. Despedidas
y encuentros que se suceden en el movimiento permanente de este vivir meneándonos
hacia sitios aleatorios.
Partimos de Mancora en la
renovada novedad de ser tres otra vez, uniendo playas que casi son ininterrumpidas,
con palmeras elegantes a montones, sol intenso de la cercanía al centro del
globo, y calor… mucho calor de ese que tanto anhelábamos en la altura del Cusco.
Zorritos fue el lugar elegido
para encontrarnos con Giancarlo y familia, tras un par de intentos anteriores
no consumados, este otro paraíso de playas y calor, relax y juegos culinarios,
se transformo en casi 2 dias plenos que luego descubrimos que no transcurrieron
en Zorritos sino en otro pueblo de nombre desconocido .
Otra vez fuimos huéspedes de
esos seres maravillosos que se acercan con los escudos abajo, en la franca alegría
del compartir, de intercambiar experiencias, de enseñar lo propio con orgullo y
enriquecerse enriqueciéndonos todos, de constatar que lo bueno realmente sucede
aunque no aparezca en lo medios de (in) comunicación
Cuando de repente, en una
sucesión de ciudades que nos tentaron a seguir camino, salimos de Perú varios días
antes de lo planeado y en los últimos tramos predomino la dolorosa visión de
grupos de venezolanos en pleno éxodo, caminando hacia cualquier destino que los
aleje de su tierra…
Aquí dejo una lista de los platos que mas impactaron (por la razón
que sea)
·
Cuy
al horno… se come compitiendo en la pericia de encontrar el zorrito (como nos
enseño Hans)
·
Champú
con pachanga (típico del norte)
·
Sudados
(de diferentes peces)
·
Tejas
de chocolate (típicas de Ica)
·
Leche
asada
·
Ceviches
(de lo que se te ocurra y en todos los horarios)
·
Menestra,
que lo acompaña todo
·
Churiucho
(plato típico de Cusco)
4 comentarios:
Tan genial todo!
Gran saludo Campeones, los admiro un resto.
Campeones y compañeros de ruta los admiro un resto
Hermososssss...viajeros de ruta..por siempre en mi corazón
Publicar un comentario