La Ruta

domingo, 25 de noviembre de 2018





Estación agua

Cada día el cielo se cubre y descubre en rítmicas danzas de nubarrones en toda la gama de grises, en este ritual innovador para mis sentidos, copos dens
os como telones que desdibujan y ocultan los cerros circundantes …

En tan solo un pestañeo, el horizonte se reduce casi al espacio intimo y comienzan lentas las gotas frescas con sabor a festejo, apenas esa llovizna que despierta fragancias y pinta brillos en los verdes… ese rocío que nos despabila del letargo caluroso y así  permanecemos en esta lluvia amistosa, en la seductora incertidumbre de esperar el momento que el cielo se desmorona en cortinas copiosas, hasta hacer de cada sitio un Macondo.
El agua cae redonda y pura musicalizando los árboles de las avenidas, en la exuberancia de esta Colombia exuberante, transforma cada surco en canales caudalosos, en ríos que desaguan desde el cielo. El aguacero invade todos los sentidos en un protagonismo absoluto que ostenta interminable, así, incontenible y furioso golpea los gajos hasta dejarlos mas desnudos.
Mas tarde, en lapsos antojadizos, el sol coloniza el firmamento nuevamente y todo el cielo luce caído en el agua…

                                                 




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