Desde hace unos meses
pienso en las personas con las que este viaje nos llevo a coincidir en un
espacio y tiempo, encuentro que este COINCIDIR es fácil, nos pasa todo el
tiempo, una mujer sin nombre que nos conduce en un sitio desconocido para
alojarnos, un hombre que se acerca con un plato de comida o unos niños trayéndonos
frutas, seres anónimos que nos marcan por una acción, sin embargo hay algo que
es realmente mágico, es el CONECTAR ese
chocar de mente y alma y descubrir y
descubrirse en un mundo nuevo de sincronías, sin esfuerzo y plenos de emoción,
un terreno donde no median intereses sino la
afectividad y que solo fluye y armoniza este mismo espacio entonces empezamos a ver galaxias donde otros
solo ven charcos y somos influidos e influimos con esa energía natural del afecto verdadero.
He comprendido que la vida misma encierra procesos increíbles
y por momentos mágicos, que
cuando estamos atentos y con la suficiente quietud las maravillas se suceden
como pestañeos sutiles.
Que es lo que media en
esas conexiones entre personas que sin conocerse y casi desde la nada misma
coinciden en un mismo punto y en un mismo tiempo para encontrarse atraídas
entre si, conectándose el uno con el otro?
Que magnetismos son los que se activan cuando
simplemente nos dejamos ser ?
Hablo de esa coyuntura
que logra erigir amistades sólidas entre desconocidos sin que medie el tiempo,
que no son modificadas por distancias, donde persiste esa armonía afectiva de
cariños sinceros.
Desde el momento en que comenzó este viaje esto fue sucediendo, allá en
el inicio de la travesía el Tucu y Virginia nos mimaron en nuestra primer
parada hasta hacernos difícil la decisión de la partida,
luego Cande y Mojarra que durante un mes nos regalaron
la complicidad fraternal del viaje en familia,
mas adelante en Tilcara Blas y Cecilia nos dieron en el CAPEC un hogar nuevo,
y en
este camino se asomo a nuestros días Santiago
que asi sin planearlo fue compañero de ruta por varios meses, con infinidades
de vivencias compartidas,
en Puno nos sorprendió Giancarlo y luego en Lima casi fue reencuentro
para terminar en abrazos de playa mucho mas al norte,
en Perú,
Anses nos llevo como el viento a
descubrir ese Cuzco intimo de historia y prodigios junto a su hijo Santi,
Edgard en Nazca con sus cielos y su tierra,
Walter enseñándonos las rutas
del desierto peruano , Silvia en Piura nos muestra la solidaridad con
todos los “prójimos”, Javier en ecuador y la lección en la
plantación de guineos,
Paola y su familia en Río Verde en su casa de campo que
nos abrieron la puerta de su vida,
Ron y Janet en su casa en ese paraíso en Puerto
Cayo donde volvimos a encontrarnos con moja y cande para construir ese terreno
fértil de juegos y risas,
Miriam y su familia en Quito que se atrevieron a
confiar y compartir,
Jere y Guada nuevos compañeros de ruta que nos dieron esa
frescura de la adolescencia,
Susana en Pilcuan que fuera guardiana de nuestras ciclas,
Ivan otro ángel de la ruta
Willy y toda su gran familia, ciclista de ruta que
lleno de interrogantes nos definió “los mundos posibles”
Hernando , Beltran , Rolando y Ligia de las casas ciclistas de chinchina y apartado,
Laura en Cartagena,
Joan y su
familia en la pintada,
Jair en baru que se multiplico en el paseo por las
tierras de toda su familia en visitas inolvidables
Fatima , otra valiente mujer en su moto, transitando rutas en solitario,
Hoy tengo la certeza
que las personas nos conectamos como lo hacen los átomos y nos influenciamos
como la luna lo hace con los océanos provocando las mareas.
Tal vez esto que
llamamos vida sea eso, dejar que esa fantástica conexión que establecemos con
ciertas personas nos lleve hacia algún lugar formando parte del proceso de
crecimiento, donde nos permitimos aprender, enlazarnos , tejer una red de
afectividad y dejando una huella emocional imperecedera donde no media tiempo o
distancia, en nuestro corazón y en corazones ajenos-
1 comentario:
Que emocionante todo!!! Abrazos!
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