Cafayate nos recibió con una
tarde soleada, los viñedos y las montañas fueron el marco de entrada hasta el
camping, donde junto a Cande y Moja volvimos a desplegar nuestros atuendos de
campaña en la tarde cafayatense, merienda mediante y luego una ducha bien
caliente que nos relajo, llego la cena hecha al fuego de la parrilla, como merecido premio de la
jornada.
Al día siguiente emprendimos diversas actividades, nos
fuimos a recorrer la bodega de Quara, allí Agustina, amiga del Aspero, nos
recibió y nos trato como si fuéramos invitados especiales y nos permitió
degustar sus vinos de alta gama, con un torrontes que fue una delicia.
La tarde transcurrió tranquila y
emprendimos búsqueda de nuevo hospedaje que nos llevo a un “hostel camping” céntrico
con la novedad traida por Cande y Moja de la presencia de cicloviajeros, en la
mañana nos mudamos a esta nueva casa, donde conocimos a Antoine, quien venia
bajando desde más al norte, con el cual compartimos un vino y charla sobre la
ruta hasta Salta.
Como actividad decidimos ir a
conocer San Carlos, nos hablaron de esta ciudad, sitio importante durante la época
colonial. A las 2 de la tarde tomamos un bus que nos cargo las bicis, con la
sorpresa que se transformo en un transporte de estudiantes secundarios, siendo
muy divertido compartir ese bullicio alegre de los adolescentes.
El viaje termino en esta ciudad
que nos sorprendió, como bien la definió el dueño del hostel, “una ciudad de
eterna siesta” , sus calles anchas y de veredas angostas, con construcciones en
adobe de fachadas antiguas, muy antiguas, que hacían sentir la época colonial,
desde el municipio y su iglesia de fines del 1700 con interiores obscuros y lúgubres,
como así también las casas particulares con sus fachadas, patios, aberturas y
los herrajes de antaño. Llamaba la atención los árboles plantados no sobre las
veredas sino sobre la calle, pegados al cordón.
El silencio dominaba el ambiente
y nos acompaño volviendo por la misma ruta que hicimos con el bus, pero esta
vez a vuelta de pedal, saboreando el paisaje nuevamente con montañas y viñedos
muy jóvenes y antiguos en esta vuelta a Cafayate.
En la mañana siguiente comenzamos
los preparativos para reanudar el camino a Salta, saliendo por la ruta 68 en
otro soleado día.
El paisaje se fue desenvolviendo
lentamente para sorprendernos con “los Colorados” una
formación de arenisca tallada por dos grandes escultores que se toman todo el
tiempo para sus creaciones, Agua y Viento. Comenzaba aquí un paisaje que
prácticamente cambiaba con cada pestañeo, La quebrada de las conchas, una
demostración de formas, colores bruñidas por el cincel y los pinceles del
tiempo y así aparecieron, las ventanas, el sapo, el monje y muchas otras
esculturas atemporales que dejaban sin aliento, y el camino nos siguió llevando
atónitos hasta el anfiteatro donde disfrutamos la musicalidad del lugar y de su
magnificencia llegando por fin al sitio en el cual pasaríamos la noche, La garganta del diablo. A pura mística las antiquísimas paredes nos
festejaban la compañía en un derroche de sombras y formas…. La algarabía del
cielo inmenso se asomaba en plena puja de protagonismo con la inmensidad de la
roca, y aquella ocarina sonaba a lo lejos acercándose solo en los ratos que el viento colaboraba premiándonos.
Transitamos la noche que nos deleito con su luna llena, para nuestro regocijo,
disfrutando de este sitio monumental con distintos intensidades de luz y con Selene en toda su plenitud.
Salimos de allí siguiendo la ruta
y llegamos a Alemania, un pueblito que se redujo a su mínima expresión desde
que el tren dejo de pasar por allí por la década del 90, sus vías tomadas por
añosos árboles y un puente ferroviario que hoy conduce a la nada. Una calle
principal con casas en silencio nos llevo a la salida del pueblo. La ruta fue
amable y nos condujo a La Viña donde hicimos noche.
Al despuntar el día y luego de un
buen desayuno continuamos el camino que a vueltas de pedal nos llevo al pueblo
de la merced al que arribamos en la festividad de semana santa acampando los 4
en una iglesia que nos permitió pasar la noche.
Iniciamos este ultimo tramo de
ruta que nos llevo a Salta donde dispusimos disfrutar un par de días.